El reflejo de extrusión es un mecanismo de defensa del cuerpo. Es un movimiento involuntario de la lengua, que empuja hacia fuera cualquier cuerpo extraño que entra en la boca del bebé. A partir de aproximadamente los 4 meses, el bebé empieza a desarrollar la fase oral, y va introduciéndose las manos (¡y los pies!) en la boca, venciendo así este reflejo de manera progresiva. Cuando el bebé va logrando la coordinación ojo-mano (veo algo y soy capaz de agarrarlo con la mano), desarrollará la coordinación ojo-mano-boca (lo veo, lo agarro y me lo llevo a la boca), proceso necesario para vencer este reflejo y transformar ese movimiento involuntario en un acto voluntario.
¿Has visto alguna vez dar de comer al bebé con la técnica cucharada-chupete? Seguro que sí. De hecho, es muy probable que a ti te alimentaran así al iniciarte en las papillas. Cuando se hace necesario introducir el chupete en la boca del bebé para que trague la comida es porque su organismo aún trabaja con el reflejo de succión, por lo tanto, aún no deberían ofrecerse otros alimentos a parte de leche.
Te recomendamos que observes a tu bebé, y esperes a introducir alimentos si ves que aún tiene el reflejo de extrusión.
No te sorprendas si al iniciar la alimentación, el bebé arroja de la boca casi todos los trocitos. Son cuerpos extraños para él, y tiene que aprender a gestionarlos. Si su cuerpo identifica esos trocitos como el más mínimo riesgo, los expulsará fuera como medida de seguridad.

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